Este libro me lo recomendaron cuando estaba armando mi lista de libro hace dos años, y al ver que estaba poniendo una serie de libros que se desarrollaban en Grecia u Roma me encargaron que no omitiera este.
Perteneciente al género de «las falsas memorias«, El Adriano de este libro no es el Adriano histórico, sino un personaje creado por la autora Marguerite Yourcenar al margen del tiempo, de Roma y los romanos, por más que guarde cuidadosamente las apariencias con gran erudición suntuaria, social, histórica y política.
Memorias de Adriano (francés: Mémoires d’Hadrien) es una novela de la escritora francesa nacida en Bélgica nacionalizada también estadounidense Marguerite Yourcenar, y son la obra de toda una vida. De hecho, Yourcenar pasó casi la suya entera pensándola, escribiéndola, repensándola, y justifican, sin duda alguna, la vida del escritor más exigente.
la fuente principal de Marguerite Yourcenar fuese la «Historia Augusta», obra romana del siglo III de nuestra era que merece muy poca fe histórica, no desmerece que sea entretenida o buena lectura
Marguerite Yourcenar nació en Bruselas, Bélgica el 8 de junio de 1903, huérfana de madre fue llevada a Francia por su padre, quien le impuso una educación esmerada y la llevó como acompañante de viajes,
Tras concluir sus estudios universitarios, en los que se especializó en cultura clásica, comenzó a publicar sus primeras obras las cuales no tuvieron mucho éxito.
En 1828 publicó su novela “Alexisi”, que despertó el interés de la crítica y que fue definida como una obra de corte gidiano, es una lúcida y desinhibida vivisección de un fracaso existencial.
Al año siguiente lanzó “La Nouvelle Eurydice” (1929), “Alexis: Denier du rêve” (1934), historia de un atentado fracasado contra Mussolini, donde la violencia política ocupa el primer plano, y “La mort conduit l’attelafe” (1934), colección de tres cuentos.
Sus largas estancias en Grecia dieron origen a una serie de ensayos reunidos en “Viaje a Grecia” y que inspiraron a la autora a escribir “Fuegos” (1936), obra esencialmente lírica compuesta de relatos míticos y legendarios.
Al año siguiente apareció “El tiro de gracia”, basada en un hecho real, una historia de amor y de muerte en un país devastado durante las luchas antibolcheviques, obra a la que siguió su ensayo “Les songes et les sorts” (1938).
En 1939 la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) la sorprendió en Estados Unidos, país en el que fijó su residencia, en Maine, donde inicialmente se dedicó a la enseñanza. Tiempo después adquirió la nacionalidad norteamericana en 1948.
En este período llevó a cabo una serie de refinadas traducciones de textos de diversa naturaleza, tales como obras de Virginia Wolf, Henry James y K. Kavafis y la antología de poesía griega antigua “La couronne et la lyre”.
En 1951 escribió su obra de mayor resonancia “Memorias de Adriano”, en la que reconstruyó la vida del más ilustrado de los emperadores romanos y año más tarde en 1965 creó “Opus nigrum”, obra en la que vio concluidas cuidadosas investigaciones, que gira en torno a la figura del médico alquimista y filósofo Zenón, intelectual enfrentado a los problemas del conocimiento.
Publicó también el ensayo “A beneficio de inventario” y diversas obras teatrales, tales como “Electre ou la chute des masques” (1954), “Le mystère d’Alceste” (1963) y el volumen de 1971 que comprende “Dar al César”, “Le petite Sirène” y “Le dialogue dans le marécase”.
En 1974 publicó su autobiografía en dos volúmenes: “Recordatorios” y “Archivos del Norte”.
En 1980 logró ser elegida miembro de la Academia Frances, la primera mujer en su historia, y dos años más tarde viajó a África, donde terminó la redacción de los tres relatos que componen “Como el agua que fluye” (1982), y el ensayo “Mishima o la visión del vacío” (1981).
En 1982 vio la luz “Con los ojos abiertos”, libro de conversaciones con Matthieu Galey, que constituye una reveladora autobiografía.
Cinco años más tarde, el 17 de diciembre de 1987 la famosa escritora murió a los 84 años de edad en una isla americana.